Un viaje con alma: paisajes, memorias y música en las Colonias

OSFA-WIZO recorrió espacios históricos de la vida judía en el interior argentino, con emoción, arte y reencuentros que dejaron huella.

Comenzamos el viaje con el sol todavía bajo y una medialuna en la mano. La primera parada fue en una estación de servicio, donde compartimos un desayuno de pie que ya marcaba el tono: esto iba a ser mucho más que un paseo turístico.

Rafaela, Sunchales y el comienzo del encuentro

Almorzamos en Rafaela y seguimos viaje hasta Sunchales, una ciudad pujante, rodeada de los vestigios y el presente de la empresa Sancor. Allí descansamos antes de lo que sería el verdadero corazón del recorrido: Moisés Ville y su Teatro Kadima. Unos 45 asistentes representaron a comunidades como Benei Tikva, Zamir, Cissab, OSFA-WIZO y otras. La delegación incluyó a figuras como la rabina Judy Novominsky, Judith Patrich (Presidenta de Benei Tikva), Ariel Rozen (director de la Fundación Zamir, la Casa de la Música Judía), y la amiga Raquel Makler, entre otros.

Kadima, un escenario de bienvenida

En Moisés Ville, un centenar de personas nos recibió con calidez, judíos y no judíos, hermanados en una búsqueda compartida: celebrar la memoria desde la alegría. El Teatro Kadima vibró con cada presentación. Jóvenes bailarines del grupo de rikudim, ninguno de ellos judío, se lucieron con una precisión conmovedora. El coro mixto interpretó canciones en idish, hebreo, italiano y castellano, demostrando que la identidad se multiplica cuando se comparte.

El escenario fue, también, una plataforma de reencuentros musicales. Diego Rubinsztein, cofundador de Zamir, interpretó piezas que emocionaron, acompañado por teclado. Luego fue el turno del trío integrado por Yasmin Garfunkel, Julian Brenlle y Fede Garber, y finalmente el grupo Klezmer Peretz Garcik, que logró que el aplauso cerrara en ovación.

Estaciones que hablaron de los que llegaron

Al día siguiente el viaje tomó otro tono, uno más íntimo. Visitamos las estaciones de Palacios y Monigotes, donde llegaron los inmigrantes del vapor Wesser. Hoy, de esas estaciones solo quedan las fachadas. El contraste entre aquellos inicios y lo que lograron después se sintió en la piel.

Más tarde llegamos a Colonia Las Palmeras. Los templos y museos están cuidados con esmero. Guías locales nos relataron cómo se armó el museo comunitario con objetos donados por descendientes. La restauración de las antiguas sinagogas fue muestra de esfuerzo colectivo y respeto por las raíces.

Moisés Ville: historia viva

Volvimos a Moisés Ville y caminamos por sus calles sabiendo que no eran solo adoquines: eran pasos sobre memoria. La vieja sinagoga siguen en pie, firme, testigo de generaciones que construyeron comunidad y la siguen sosteniendo. En el templo, la Rabina Nowominsky nos explicó con claridad y calidez el contenido de la Torá, sus partes y sus enseñanzas.

 Rosario: pasado, presente y compromiso

Luego de abandonar las Colonias viajamos a Rosario, nuestra última parada. Nos recibió el Rabino Pablo Iugt en una sinagoga imponente, con arañas de cristal, vitrales coloridos y un gran salón de actividades culturales. Antes de ingresar, atravesamos el pasillo de los recuerdos, un homenaje a los antepasados que fundaron comunidad con trabajo y convicción.

Uno de los momentos más conmovedores fue el mural creado por alumnos del Shule con dibujos y textos sobre la masacre del 7 de octubre. Frente a ese mural, el Árbol de la Vida cerró el recorrido con un mensaje de continuidad y pertenencia.

Una canción que nos abrazó a todos

Para cerrar, cantamos juntos el “Shehejeianu”. Fue un canto espontáneo, emocionado, de gratitud y encuentro. No se trató solo de un viaje, sino de un tejido de memorias, afectos, música y aprendizaje compartido.

OSFA-WIZO propuso un recorrido, pero cada participante vivió una experiencia.

Perla Diamant

Tesorera de OSFA-WIZO Argentina

Eugenia Kiperman

Presidente de OSFA-WIZO Argentina