Rompiendo el cese al fuego vigente desde 2021, el 7 de octubre de 2023 el sur de Israel fue invadido por aproximadamente 3.000 terroristas de Hamás y grupos menores junto a civiles residentes en la Franja de Gaza.
Atacaron kibutzim, aldeas y ciudades en lo que derivó ser el pogromo con mayor número de víctimas judías desde el Holocausto perpetrado por la Alemania Nazi y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
Más de 1.200 personas, en su mayoría israelíes, fueron asesinadas. No hubo discriminación entre ancianos, niños, padres, madres, abuelos o jóvenes. Los terroristas invasores degollaron bebés en sus cunas, asesinaron familias enteras, incendiaron casas con sus habitantes adentro, violaron a hombres y mujeres, tal como consta en las filmaciones en su mayor parte realizadas por los propios terroristas.
"Vi a esta hermosa mujer con cara de ángel y a ocho o diez de los terroristas (de Hamás) golpeándola y violándola", relató uno de los sobrevivientes del festival de música Supernova, Yoni Saadon, de 39 años, al medio británico The Sunday Times describiendo los crímenes sexuales cometidos por los integrantes del grupo islamista palestino.
Sin embargo, ONU Mujeres y los principales movimientos feministas del mundo no se manifestaron sobre estos crímenes de guerra, sino 60 días más tarde derivado de la presión ejercida y de las denuncias repetidas una y otra vez.
Todos recordamos y tenemos presentes a #MeToo, el grito surgido ante el abuso sexual del género femenino. Sin embargo, es una vergüenza, que no se oiga en el caso de las mujeres judías ultrajadas.
El prolongado silencio de la organizaciones llamadas a defenderlas es una nueva demostración, por demás clara del sesgo antisemita, de los tantos que ha venido demostrando Naciones Unidas, en contra de las víctimas judías violadas en un acto premeditado de humillación, una acción monstruosa de la cual ONU Mujeres es cómplice por su imperdonable silencio por el cual su directora ejecutiva, la jordana Sima Bahous, debe ser despedida junto a su equipo de trabajo ante su demostrada indiferencia.
Estos son los hechos que condenan a ONU Mujeres:
Durante el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre que desencadenó la guerra actual, cientos de mujeres israelíes fueron brutalmente quemadas, violadas, secuestradas, decapitadas y asesinadas. La organización no abordó ni mencionó ninguno de ellos.
Aunque Hamás ha sido catalogada como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea (UE), la organización se refiere a la masacra del 7 de octubre como un "ataque de Hamás", dando a entender que es legítima.
La organización publicó varios artículos más sobre las mujeres en Gaza. Los civiles israelíes en general, o las mujeres israelíes en particular, no fueron mencionados en los informes o artículos de la organización.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional define claramente la violencia sexual como un crímen de guerra distinto. ONU Mujeres está haciendo "la vista gorda" ante los atroces crímenes de guerra de Hamás al permanecer en silencio.
La organización no hizo ningún llamamiento para el regreso de las mujeres en cautiverio, incluidas niñas y mujeres mayores. Tampoco se requirió una visita de la Cruz Roja u otra destacada organización de derechos humanos.
Por todo lo aquí descrito, tengamos presente que la consigna para la ONU Mujeres es: #MeToo siempre y cuando no seas una mujer judía.
Alberto Jabiles Schwartz
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